
Entrevista
27 de octubre de 2021
Una vida dedicada a los chiles picosos. Alfredo Collantes Nava.
Cuando hablamos de una zona líder en la producción de chiles en México, es imposible no asociar este título con hombres y mujeres líderes que han sabido enfrentar las adversidades –económicas y de la naturaleza- para lograr mantenerse en una de los cultivos con más altibajos en la industria de las hortalizas, como lo es la producción de picosos.
José Alfredo Collantes Nava, a quien la costa del Rosario –en Sinaloa- lo acogió como uno propio, salió de La Cruz de Elota, –municipio al norte de Mazatlán- aun siendo un niño, buscando junto a su madre, abuelos, tíos y primos lo que en ese municipio no pudieron encontrar. En esa época se establecían los ejidos Francisco Villa (Las Garzas), Teodoro Beltrán, Los Pozos, Gregorio Vázquez Moreno y La Guasima, todos integrados en aquellos tiempos por familias jóvenes que buscaban un pedazo de tierra y una mejor vida para sus familias.
“Siendo todavía muy chico nos salimos de la Cruz, porque no había vida ahí para nosotros; nos vinimos primeramente a la Isla del Bosque, ejido de Escuinapa, allí duramos dos años, pero tampoco pudimos quedarnos, ya que no encontramos lo que buscábamos como familia; de allí partimos nuevamente y llegamos a éste valle en Rosario, donde había repartición de tierras y mi abuelo logró se le concedieran 20 hectáreas en el ejido de Vásquez Moreno que recién nacía y al igual que todas las familias que llegamos a ésta tierra, por fin teníamos algo en lo que pudiéramos sentir arraigo” dice con nostalgia Alfredo.
Pero en aquellos años de las reparticiones agrarias las condiciones de vida eran muy distintas, el valle costero del Rosario, no era el paraíso que hoy conocemos; era una isla selvática, por estar rodeada por un estero y manglares, estaba invadida por mosquitos transmisores de paludismo y otras enfermedades; se accedía a la isla en pequeñas embarcaciones y por frágiles puentes de tablones; con años de mucho trabajo colectivo, los habitantes de éste paraíso lo hicieron más habitable y se empezaron a abrir las tierras al cultivo.
La incursión de Alfredo Collantes Nava en el negocio de los chiles.
Como todas las cosas grandes que se hacen en la vida, Alfredo inició con una inquietud, con la búsqueda de una primer oportunidad y en su juventud temprana, 40 años atrás estableció su primer cultivo “hace 40 años inicié junto con mis hermanos la plantación de chiles, primeramente fue una hectárea de chiles anchos, empezamos con un sueño, con una esperanza de mejorar nuestros ingresos y nuestra calidad de vida; en aquellos años todo era diferente, las tierras eran vírgenes, muy fértiles, las plagas eran muy leves, con cualquier agroquímico las controlábamos. Entonces, cuando establecimos esa primer hectárea fue porqué mi primo Ignacio Reyes empezó a producir chiles picosos, allí, aprendimos con él lo que se debía saber sobre éste cultivo y también nos transmitió esa inquietud por hacer nuestro propio cultivo; así fue como iniciamos, primero ayudando a él y posteriormente con nuestro propio cultivo, que fue creciendo en superficie con los años; pasó de una hectárea en nuestro primer año a dos en nuestra segunda temporada, posteriormente a tres hectáreas y así seguimos creciendo, en esa etapa inicial mi madre Consuelo Nava fue pilar, ella participaba en las labores culturales del cultivo, siempre estuvo apoyándonos y mi abuelo, siempre nos mantuvo en el buen camino”.
“En esos años todo lo que sembrábamos eran variedades nativas, provenientes de semillas seleccionadas por nosotros mismos, pero a los dos o tres años de que nos iniciamos como agricultores, aparecieron los híbridos, que eran materiales de muy buena calidad, que nos daban muchas ventajas y desde entonces los rendimientos y la calidad han sido mejores”.
La etapa de crecimiento.
Como todo buen emprendedor que se aplica en su objetivo, Alfredo llegó su etapa de crecimiento como agricultor, no sin atravesar dificultades, tropiezos y pérdidas, pero también grandes éxitos, los cuales no hubieran sido posible sin su familia y colaboradores más cercanos “en los 40 años que tenemos trabajando en la agricultura, mi hermano ha sido mi socio y juntos hemos crecido poco a poco, hoy tenemos 80 hectáreas de chiles anchos, jalapeños, húngaros, serranos y Anaheim. En todos estos años, hemos tenido temporadas buenas y malas, pero considero que la mayoría de las temporadas nos ha ido bien y pueden ser contadas las veces que no hemos sacado la inversión; esto no fuera posible sin las inversiones que hemos realizado en equipos para mecanizar y optimizar proceso y abatir costos, ya que adquirimos maquinaria, implementos para labores culturales, sistemas de riego tecnificado y tenemos un equipo de trabajo bien organizado que nos ayuda. Mi hermano y yo, estamos coordinados al igual que nuestra familia, para que las cosas salgan bien; gracias a eso, hemos salido adelante”.
Los tropiezos en la agricultura.
La agricultura es una de las actividades más generosas y nobles a las que el hombre se puede dedicar, sin embargo, la agricultura moderna demanda grandes inversiones y su íntima relación con la naturaleza la hace susceptible a los desastres naturales. Alfredo, al igual que miles de agricultores en México, ha tenido que enfrentar estos tropiezos en los 40 años que ha vivido de la agricultura “no es fácil ser agricultor, no tenemos apoyo de nadie, el que siembra chiles, enfrenta prácticamente solo el reto, no lo apoya nadie; pero vamos poco a poquito; es un cultivo muy riesgoso; varias veces nos hemos visto afectados por huracanes, ya que al estar entre marisma y el mar, el suelo se satura rápidamente con la lluvia y empiezan las inundaciones; pero reiniciamos y volvemos a plantar”.
“En uno de los años que enfrenté dificultades emigré a Estados Unidos, fue en 1991, estuve de ilegal y hubo una Amnistía migratoria, con la que pude regularizar mi situación migratoria y obtuve mis documentos que me permitían vivir y trabajar en Estados Unidos, pero trabajando allá sentí que no iba a llegar a ningún lado, entonces me regresé a mi tierra y reinicié la siembra de picosos, cada temporada un poco más, hasta llegar a las 80 hectáreas que tenemos ahora”.
La familia como soporte en la agricultura.
La agricultura desde sus orígenes fue una actividad que requería la participación de toda la familia, lo que permitió establecer los primeros asentamientos humanos y fortalecer los lazos familiares; hoy en día, éste modelo de agricultura familiar sigue siendo similar en grandes regiones de México y en ésta isla donde produce Alfredo Collantes, el modelo es muy similar, donde hermanos, hijos y padres se involucran en todas las labores del proceso, como él lo explica: “mi familia está conformada por tres hijos, un hombre y dos mujeres, el hombre es el mayor, estudió ingeniería y nos ayuda en todo lo que tiene que ver con las siembras, una de las hijas me ayuda en el campo, conoce muchos de los procesos e incluso opera el tractor y realiza otras actividades que se requería, la segunda hija se dedica a la docencia, pero en su momento también nos apoyó en las actividades del campo, entonces todos nos hemos involucrado en los cultivos, así es como trabajamos nosotros y muchos de los agricultores de la región”.
Las expectativas en la industria de los chiles picosos.
Todo negocio debe estar sustentado en las enseñanzas del pasado, de los errores y aciertos; el presente nos sirve para poner en práctica estas enseñanzas y el futuro es para crecer, mejorar lo que ya sabemos y para explorar nuevas opciones de negocio; Alfredo, tiene presente estas reglas de los negocios y es optimista sobre el futuro: “vamos a seguir para adelante, hasta donde se pueda, las presiones en este negocio son muy fuertes porque las inversiones son muy altas; ahorita estamos alistándonos para establecer cultivos en Durango como una segunda etapa a la que establecemos en Sinaloa, ya hicimos una prueba el año pasado y nos fue muy bien, este año ampliaremos la operación, esperando nos vaya igual de bien. Seguimos con nuestra operación de chiles anchos, serranos, jalapeños, Anaheim y caribes.
Las opciones de híbridos que hacen más rentable la producción de chiles.
“De la superficie plantada, los anchos siempre van entre los más plantados en esta zona y en nuestro programa de siembra” explica Alfredo, agregando: “El ancho Marques de Lark Seeds, desde hace varias temporadas nos ha ayudado a hacer más rentable nuestro negocio; es un híbrido muy bueno y para mi es lo máximo que puede haber, nos genera chiles muy estéticos, lisos, grandes, tableados, pesados, la mayoría de dos venas, muy buenos; sin más palabras, ¡es lo mejor! ya que cumple todos los requisitos, es lo mejor en anchos híbridos para la siembra temprano”.
